
Por Daygorod Fabián Sánchez, Educador y Analista Político
Uno de los objetivos fundamentales de la acción política es llegar al poder. Luego de lograr este cometido la segunda finalidad es acceder a los puestos públicos para servirle a la nación.
Acá no se sirve a la nación, pero si se llega al poder y se accede a los puestos públicos.
Para ese propósito se trabaja arduamente desde diferentes litorales. Los dirigentes comunitarios y políticos ponen su tiempo, recursos y talentos carismáticos a trabajar para conquistar el voto, en favor de un determinado partido.
Cuando se sube al Solio Presidencial y se enquista en el poder el partido que gana las elecciones, estos dirigentes esperan ser tomados en cuenta para posiciones donde pueden servirle a su comunidad, a la población y a sus compañeros de partido; los cuales colocaron su esperanza y confiabilidad en ese dirigente o líder.
Acá en Montecristi se ha visto un fenómeno que era muy común en el PLD (Partido de la Liberación Dominicana), el cual consistía en otorgar dádivas económicas y nombramientos a féminas que el único mérito que poseían era su cercanía sentimental y sexual con dirigentes de alto mando en esa agrupación política, que recién salió del poder.
Ahora se observa esa misma práctica. En las últimas semanas los dirigentes del PRM, los que se fajaron y verdaderamente dejaron el forro en las calles para lograr sacar al PLD del poder no han sido tomados en cuenta, salvo algunas excepciones, mientras que un grupo selecto de meretrices de la política han obtenido, mediante otros tipos de favores ser designadas en puestos que pertenecían, si a méritos políticos vamos, a los verdaderos dirigentes del PRM.
Es curioso que esta práctica que es condenable ética y moralmente fue llevada a su máxima expresión por el PLD, cuando estaba en el poder y ahora los líderes del PRM en la Provincia Montecristi la copian al pie de la letra.